Mi particular crónica de la feria.
Aficionada a las miniaturas,
fui, si, dos veces,
la mañana del sábado y la del domingo.
Llevé la cámara de fotos, si, lo juro,
pero no la saqué del bolso, no quería
perderme ni uno sólo de los detalles que veía.
Vaya por delante mi felicitación y agradecimiento
a CrisColás, por hacer llegar a Santander,
ciudad pequeña, pero preciosa (je,je,je)
y creo que con bastantes aficionados y enamorados de las minis,
una feria que de momento es pequeña en dimensión
pero grande en calidad,
pues allí había verdaderas maravillas.
Gracias también a todos aquellos expositores
que se animaron a venir para enseñarnos sus cosas.
Espero que les haya valido la pena venir
y que vuelvan en próximas ocasiones.
Santander ha puesto todo de su parte,
pues pensando que estamos a mediados de diciembre,
ha hecho un tiempo primaveral, con sol y no demasiado fresco,
para haber podido relajarse un poquito mirando al mar.
¿Mi impresión de lo allí expuesto?
¡Qué pena de crisis y de que no me toque la lotería
(cosa improbable, pues no compro, je, je, je)
para poder gastar sin miedo!
Había cada cosa que quitaba el hipo
y se ponían los dientes largos,
no podías despegarte de las mesas.
¿Lo mejor de la feria?
Las personas, sin duda.
Puse cara a muchas de las chicas con las que hablo
en internete, bien en blog o en foro,
y todas son estupendas.
Hubo regalos y compras.
Muchísimos regalos, os los muestro:
Y compras, poquitas,
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para hacer punto |
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El Mont-blanc de los bolis |
Y eso es todo.
A esperar la próxima feria.
Os dejo la foto del faro que dibujo mi padre
y que me ha servido de fondo para las fotos.
Buena semana para todos