Si, amanece, un día tras otro, sin parar un instante, y así debe ser.
Y abres los ojos, y te preparas para un nuevo día.
Notas que un angelito te da el primer beso de la mañana y sales de la cama.
Quisieras más que esa sensación, pero no puede ser, es imposible,
vuelves a la cruda realidad, él ya no está, nunca más.
Pero te levantas, empiezas tu rutina.
Hay días que necesitas una pastilla para la ansiedad, que,
ironías del destino, está compuesta por un principio activo que empieza por BROMA...
Una vez levantada te haces los propósitos del día.
Yo me he planteado los siguientes:
No quiero renunciar ni al dolor, ni a la pena, ni al llanto,
pero no quiero que eso me niegue la alegría, la esperanza y la risa.
La vida se compone de todo eso y hay que vivirla, por los que estamos aquí todavía.
Quiero pensar en mi angelito, y poder recordar sus risas y sus juegos,
aún es pronto, pero llegará el momento.
Sobre todo no quiero compasión, quiero comprensión;
el dolor de cada uno es íntimo y personal y no debe ser para nadie motivo de morbo.
Cada uno a su manera lo está pasando como puede.
He empezado a tejer, y de vez en cuando me vienen ideas para hacer en mini,
pero no encuentro momento, todo se andará.
Y por último, quiero daros las gracias por vuestra compañía, vuestras palabras cariñosas,
vuestro apoyo, que aunque sea a través de internet, lo noto sincero y cercano.
Volverán las adivinanzas, os lo aseguro, y volveré a compartir labores con todas.