Aquí os dejo los relatos

Aquí están. Cuatro estupendos relatos.

Leerlos con calma. 

Si queréis, podéis puntuar de 1 a 4,

siendo 1 el que menos os gusta y 4 el que más.

El 23 se hace recuento y sabremos el relato ganador,

y sobre todo su autor.

El orden de publicación es el mismo

en el que han llegado a mi correo.

Esta entrada la pondré en el margen derecho del blog,

pinchando en la foto del premio nos llevará a los relatos.

Muchas gracias.

No me enrollo más.

TU VENTANA

Una tarde más, como todas las tardes del último mes, yo estaba allí, bajo tu ventana, apoyado en la farola de la esquina, observando las flores.

Trataba de adivinar cuál sería el momento del día en el que salías a regarlas; se veían tan hermosas que era imposible pensar que no las cuidaras. Lo cierto es que nunca te vi hacerlo. Por la mañana, tu ventana abierta, me hablaba de vida… te imaginaba sonriendo, con un café en la mano… pero nunca te vi regando. Por la tarde, tu ventana con las cortinas echadas, me hablaba de siesta, de libros, de piano… ¡de paz!... pero nunca te vi regando. Por la noche, la luz que iluminaba tu ventana, me hablaba de sueños, de esperanza, de promesas, pero tampoco te vi regando. El olor de las flores llegaba hasta mí y me preguntaba dónde estabas, porque nunca te veía en la ventana…

Un día no fui a apoyarme en la farola de la esquina; ese día comprendiste que no es lo importante la apariencia y el olor de la flor, sino aquel que la cuida.

Continuará…

 TRAS LA VENTANA

 ELA, una joven mujer recién casada, esperaba cada atardecer tras la ventana la llegada de su amado esposo que llegara de trabajar, así día tras día acompañada del agradable perfume de sus plantas.

Un fatídico atardecer no le devolvió a su amado esposo, el destino quiso que se cruzara con un hombre ebrio en su coche y en un suspiro le robara a Gabriel.

ELA sólo deseaba morir para así reunirse con su amado, pero su creencia no le permitía coger el camino más corto así que decidió no comer; así un día tras otro sentada tras la ventana por la que vería llegar a su amado.

Una tarde igual que cualquiera de las anteriores vio a Gabriel cruzar la calle en dirección a casa, su felicidad era tal que su cuerpo no respondía más que a  su felicidad.

 Aporreaban  la puerta y la llamaban: ¡Elaaaaaa, Elaaaáa!...

De repente la puerta se abrió y ella cerró los ojos, eran sus padres que al no poder comunicar decidieron venir, al ver su estado llamaron a una ambulancia que la trasladó al hospital.

¡Elaa, Elaaa cariño, despierta!, abrió los ojos y al ver donde se encontraba rompió a llorar. -No cielo, déjame que te explique- dijo su padre, -tienes que reponerte y ser fuerte. Gabriel es lo que querría y más ahora que lo llevas dentro-. ELA extrañada dijo: -¡¿quéee?, no entiendo papá!-. -Si cariño, tienes el fruto de ese gran Amor en tu vientre-…

DESTINO...
La noche ya llevaba un buen rato instalada cuando, harto de dar vueltas en la cama, decidió levantarse y salir. La soledad se iría con él, pero al menos fuera estaría más fresco. En el balcón del final de la calle, apenas una sombra imperceptible a la luz del rayo de luna, ella lloraba en silencio...A él le encorvaba los hombros un perfume de mujer con corazón de goma, a ella un adiós inesperado y traicionero que no se mereció. El balcón jugó su baza y ella fue la primera que lo vio...Entre la casualidad y el destino, yo siempre apuesto por el destino, pero lo cierto es que aquella noche lo que le hizo dar de bruces en el suelo fue el díscolo cordón de aquellas viejas Adidas que se empeñaba en seguir calzando, y su aparentemente inerte conmoción lo que la llevó a ella en volandas a la calle. El resto lo selló la luna en una noche de verano y plazoleta hasta que amaneció...Rompió momentáneamente el hechizo el aroma y el crujir del toldo en el “Café Román” y el contoneo de una paloma que aleteó con fuerza cuando, descuidado y sin dejar de mirarla, él se ajustó el velcro de sus Adidas antes de levantarse y tomarla de la mano haciéndole reír... otra vez...



LO QUE ESCONDÍA LA VENTANA
Desde la terraza de mi casa, solía vislumbrar una silueta, alguien me vigilaba detrás de los cristales… decían que había un fantasma en la ventana, yo me quedaba esperando a que apareciera , me transmitía esa ternura que a veces sentimos sin buscarla, era un ser muy especial, traslúcido, mirada transparente y melancólica, grandes ojos llenos de luz, era un hombre delgado y muy alto, pelo liso y su boca esbozaba una sonrisa agridulce… era muy tierno... de gran corazón.
Era tal la curiosidad que me infundía que un día cuando aún mis piernas no daban la altura suficiente para subir los escalones , llegué gateando escalera tras escalera hasta su puerta, llame con toques de mi diminuta mano toc, toc… y salió el fantasma a abrir… sus zapatos eran muy grandes… seguí mirando sus largas piernas hasta llegar a su cara con dulce sonrisa y salió de su boca un…”¿ que quieres preciosa?”, yo que no levantaba un palmo del suelo y con lengua de trapo le dije, “ver tu casa…jajaja…” y me la enseñó; qué valiente me sentí, subir a casa de mi adorado fantasma ….
Después de nuestra original presentación me lo crucé muchas veces, nos mirábamos, me sonreía con dulzura y me acariciaba mis cabellos, yo me sentía feliz y respondía con una alegre sonrisa y sobrevolábamos el silencio.
Hubo un tiempo que por mucho que yo vigilaba la ventana ya no se asomaba nadie, eso me preocupaba, era tan especial… deseaba verlo de nuevo cada día; en aquellos tiempos iba a todos los entierros con mi abuela y sin saberlo con tan solo 10 años, había acudido al del fantasma de mi vida, la iglesia estaba perfumada de incienso mezclado con aroma de flores y tuvimos nuestra despedida tal como el destino lo había decidido. Las cosas pasan sin que podamos decidir, me duele el alma y mi mente está en una nube...
Ahora nuestros encuentros son en el cementerio, vestida de nostalgia, voy feliz con tres girasoles y él me hace un guiño de agradecimiento en forma fantasmal, hay días que el ánimo no se viste de gala y brotan lágrimas de emoción y deseo poder abrazarlo, otros me hago la fuerte y sonrío, no puedo verlo y ni tan siquiera tengo una FOTO, pero su imagen y su voz no se borra de esos recuerdos que a veces son tormentas y otras un sol reluciente, es la vida.
Lo importante es lo que llevo en mi corazón, a “MI QUERIDO FANTASMA DE LA VENTANA” y sé que yo también me quedé en su corazón.
Somos la historia que vivimos, con luces y sombras, amaneceres y atardeceres, con nuestros fantasmas …sin fronteras nítidas entre la realidades y ficciones, con inmensos cristales que nos separan y puertas que se abren y se cierran.
Mi vista no puede resistir llevar la mirada a aquella ventana cuando paso por esa calle y a veces creo verle…hay luz tras los visillos, cae la lluvia y llora sobre sus cristales mezcladas con mis lágrimas, mi alma llora en su ventana para disipar las nubes de nuestras vidas.
MI QUERIDA VENTANA FANTASMAL, cuanto te debo…cuanto escondías y cuantos secretos sigues guardando, me arroparé en mis sabanas y estarás perenne en mis sueños ,que difícil es el camino sin mi fantasma de la ventana.