Carta para Rosma

Hola Rosma:
              
              Te conocí a través de mi hermana, de la que eras amiga desde que vuestras niñas empezaron al cole juntas, de eso hace.... ¡bufff! mucho tiempo. Nos vimos varias veces en cumpleaños y alguna que otra reunión familiar. No tuvimos mucho trato pero siempre fuiste simpática y agradable, y pude comprobar el cariño que tenías por mi hermana y su familia.
              Siempre  recordaré el día en que mi hermana me dijo: "Rosma está malita y quiero hacerle un regalo, ¿no tendrás alguna cosa de las tuyas?" "Tengo un angelito recién acabado, le falta el pelo" "Ese me vale, además le gustan mucho los angelitos". Le puse pelo y lo envolvimos de regalo.
Me cuenta mi hermana que siempre lo tuviste a la cabecera de tu cama, que le pusiste por nombre Juanfran, como mi angelito azul, y que era tu ayuda y compañía. Espero que ahora te hayas encontrado con él y podáis jugar y cantar juntos, lo pasaréis bien.
              Acabas de dejarnos después de luchar como una campeona contra la enfermedad, Ganaste muchas batallas, muy duras, siempre con una sonrisa en los labios; la última no pudiste ganarla para quedarte aquí, pero te digo que si que la has ganado, porque la Doña no ha tenido más remedio que rendirse y dejarte ir con la dignidad y el respeto que merecías. Hasta el cielo se puso sus mejores galas para recibirte, pues después de unos días fríos, hizo un día de sol acogedor. Nos vas a tener que perdonar que pasemos algunos días un poco chungos, ya sabes, hay que hacerse a la idea, pero enseguida volveremos a vivir, que es lo que tu hiciste siempre, ¡vivir!
               Serás ejemplo de valentía y entereza, de saber llevar la enfermedad dignamente y de saber afrontar las dificultades con carácter.
                Sólo quiero decirte una cosa más: ¡OLÉ TÚ!


Creo que esta canción te gustaba, va por ti